Es tiempo de cambios, de trabajar a largo plazo, de tener paciencia y escuchar a tu cuerpo. Desde la Unidad de Salud Deportiva del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre comparten unas reflexiones para seguir adelante sin carreras a la vista.

Tras el periodo de confinamiento causado por la COVID-19, hace ya unas semana que volvimos a correr y, poco a poco, estamos normalizando la situación. Sin embargo, dentro de este proceso nos falta un elemento esencial: las carreras. Algo para lo que los populares parece ser aún tendremos que esperar. Al menos para volver tener una oferta de carreras tan grande como a la que estábamos acostumbrados antes de la pandemia.
Pero precisamente ese calendario de carreras nos impedía en ocasiones trabajar más a medio-largo plazo, ya que los corredores buscamos, sobre todo, un rendimiento inmediato. Esa cantidad de carreras, probablemente, condicionaba nuestro estado de forma. Si competíamos mucho, y lo hacíamos siempre buscando nuestro 100%, precipitábamos nuestro estado de forma, pudiendo llegar “pasados” a nuestro objetivo principal. Además, la propia competición nos condicionaba aquello que entrenábamos los días previos, donde evitábamos sesiones de desarrollo, y los días posteriores donde buscábamos sesiones de recuperación.
Ante esa situación, los entrenadores se amparaban más en planificaciones de las llamadas contemporáneas, donde se trabajaba buscando un rendimiento a corto plazo con periodo de entrenamiento orientados a la mejora de distintas capacidades más cortos. Podríamos decir, que se buscaban varios o múltiples picos de forma al año.
Actualmente nos encontramos en otro escenario, un escenario más similar al que tenían los “deportistas de los 90” y de principios de siglo, previo a la eclosión de las carreras populares, más acusada en nuestra Valencia Ciudad del Running. Un escenario donde había menos pruebas, donde los objetivos se trabajaban más a largo plazo y porque no decirlo, se conseguían también excelentes resultados.
Así que, probablemente, debemos plantearnos qué hacer con nuestra planificación, porque lo que antes de la pandemia podría darnos resultados, ahora podría no tener el mismo efecto o no ser la mejor opción para conseguir nuestro propósito.
Es tiempo de:
- Trabajar más a largo plazo: no tenemos competiciones a la vista.
- Tener paciencia con nuestro entrenamiento: no acelerar el proceso de adaptación. Lo único que podemos conseguir tras varios meses confinados es generar alguna sobrecarga (lesión) en nuestro organismo.
- Respetar el principio de la especificidad del entrenamiento: con contenidos más generales también podemos conseguir mejorar nuestra forma.
- Trabajar nuestros puntos débiles y escuchar a nuestro cuerpo: nuestro sistema músculo esquelético es generoso y cuando algún músculo no realiza bien su función, los “compañeros de alrededor” le ayudan en su acción. Sin embargo, esto es un arma de doble filo, ya que a la larga esta colaboración genera descompensaciones que se traducen en forma de lesión.
Por tanto, nuestra recomendación es que entrenéis pensando más en el largo plazo y que no precipitéis vuestro estado de forma. Y qué mejor manera de hacerlo que poniéndose en manos de un profesional de la actividad física: en esta etapa te ayudará a frenar tus pies.

Quizàs sea el motivo por el cual hace 30 años habia mejores marcas en maraton que ahora! y mas teniendo en cuenta lo que sabemos de mas en conocimiento del cuerpo y en nutrición. Puede que el exceso de carreras influya mucho en el rendimiento a largo plazo, Hace años se recomendaba competir un màximo de 4 maratones al año.