Era el titular más fácil. Casi de primero de periodismo. Pero también es el titular más sincero. Domingo Mengual era conocido como uno de «los magníficos» que habían logrado correr y acabar todas las ediciones del Maratón Valencia, 41 ediciones.
Pero Domingo era también conocido por quienes le rodeaban como una persona «muy buena o de gran calidad». Y es que esa es, precisamente, la segunda acepción que recoge el diccionario sobre la palabra ‘magnífico’. Y es que así era Domingo, magnífico, bueno y de gran calidad humana.
Hemos tenido debate en la redacción sobre cuándo fue la primera vez que hicimos un reportaje con Domingo. Fue en 2015. Le conocíamos desde un año antes, pero en aquel entonces, en ese 2015, empezó a salir en alguno de nuestros vídeos o reportajes motivacionales que publicábamos de cara al Maratón Valencia.
Desde aquel primer encuentro nunca le fallaba una sonrisa cada vez que nos veía. «Hui què farem?», nos decía, invitándonos a hacer más reportajes, a escribir más cosas y a motivar a los miles de corredores populares que iban a cada maratón. Siempre con tiempo para dedicarnos, siempre sonriendo.
Domingo se sabía al dedillo eso del Maratón. Como es conocido, él fue una de las únicas tres personas que había corrido todas las ediciones del Maratón Valencia hasta la fecha. En total, 1 730 kilómetros dentro de la prueba de referencia en València, dentro de la carrera que más sueños y anhelos provoca. Imaginad cuántos sueños habrá tenido él en 41 ediciones, cuántas dedicatorias, cuántos abrazos sinceros en meta. Abrazos de corredor. Con sus compañeros, con sus amigos.
Pero esos 1 730 kilómetros de 41 Maratones de València que se había metido entre pierna y pierna eran solo la guinda de un pastel plagado de carreras en la ciudad del running y en decenas de pueblos de alrededor.
Incombustible con su camiseta azul cielo del C.A. Poblats Marítims te lo podías encontrar en cualquier volta a peu. Y siempre te saludaba igual. Sonriendo, alegre afable y amable. Siempre atento y educado, siempre corredor. Cuántos consejos habrá dado, cuántas veces se habrá atado unas zapatillas, cuánta gente le conocería y cuánta gente le quería…
Hoy le damos las gracias a Domingo por tanto y mandamos nuestro más sincero abrazo de ánimo a su familia y compañeros. Nuestro deseo de que sigas corriendo allá donde estés.
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