Miriam Gregori fue una de las pocas atletas españolas que vivió el sueño en primera persona. Compitió en la serie de 5000 en la que Gidey batió el récord del mundo. Todo fue especial. Nos cuenta en primera persona cómo se vivió el NN Valencia WR Day.

Cuando recibí la llamada de José Antonio Redolat informándome del evento que se iba a realizar en València y de cuál iba a ser mi labor, dije que SÍ inmediatamente, aunque no estaba muy segura de todo lo que se iba a liar alrededor de esto.
A medida que iban pasando los días e iba haciéndose más eco de lo que se lograría el miércoles 7 de Octubre pensé: vale Miriam, ¿pero dónde te has metido?
Sinceramente eso se me pasó por la cabeza relativamente poco tiempo ya que, el hecho de venir de hacer una gran temporada me ha proporcionado mucha confianza en mí, y saber que iba a ser partícipe de un récord del mundo en primera persona me hacia especial ilusión.
7/Octubre: llegas a tus pistas (digo “tus” porque es habitual vernos por allí entrenando); te acreditan para poder entrar y lo primero que me dan es un colgante donde pone: Élite. Vale, sin presión.
A las 20:00 te bajan a la zona de calentamiento, compartida con las recordwoman y los recordman. Nunca en mi vida había visto tanto despliegue y tanta atención en una zona de calentamiento. Brutal verlos correr y calentar, pero sobretodo coincidí con Gidey cuando nos pusimos a hacer técnica de carrera y algunas rectas por el césped, y me fijé en que tenía a su entrenador en medio para decirle cuánto podía acelerar. Compartir ese trocito de césped con ellos te hace sentir especial.
A las 21.05 vienen los jueces a recogerte para ir a la cámara de llamadas donde tienes que enseñar tu dorsal (por cierto, muy elegante con tus apellidos y no con el típico número) y las zapatillas con las que vas a correr. Cómo en los campaonatos de España también hacen esta revisión, ya sabía con cuáles no iban a dejar correr, y las mías están homologadas por la IAAF (Adidas Adizero MD). Allí pudimos hacer un poco de técnica de carrera y unas rectas hasta que vino otro juez y nos sacó a pista a las 21.20. Todo muy bien organizado.
Una vez pisé la pista y levante la vista a los lados, me dije: ¡madre mía qué emoción! Fuimos todas hasta la salida del 5.000 y en el recorrido podías saludar a unos y otros porque eran todos de la “terreta”. Cuando dieron la salida, cada una sabía su papel y las liebres se posicionaron rápidamente. Nosotras (las valencianas+una balear) nos juntamos para poder hacerlo más ameno.
El ánimo, el calor y los aplausos de la gente a pie de pista no se pagan con nada. El mismo público te hace correr, te hace no pensar, te hace disfrutar y eso intentamos hacer nosotras con cada vuelta, sentir el abrazo de la gente desde la lejanía.
Pd: ahora entiendo como se hacen los Records Mundiales, ¡con un público así te hacen volar!

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