Raúl Gil, atleta de Avapace Corre, no se pone límites. Tiene parálisis cerebral, pero eso no le impide afrontar sus retos en las carreras populares como cualquier otro participante. Con decenas de kilómetros en sus piernas y una sonrisa.

Su cara de esfuerzo es la misma que cualquiera, y su cara de felicidad al cruzar una meta como la del atleta más afortunado del mundo. Hace ocho años que Raúl practica el atletismo y unos tres años que participa en carreras populares. “Empecé haciendo velocidad, 100 y 200 metros, pero llegó un momento que en mi categoría ya no tenía rivales”, nos confiesa Raúl. Por eso, en ese momento decidió pasarse a la ruta, al mundo de las carreras populares que le han dado muchísima satisfacción.
Sacrificio, voluntad y ganas de seguir adelante mueven a Raúl en las carreras
“Empecé con poco -nos cuenta-, con las carreras más cortas”, y tanto le cogió el gusanillo y tanta calidad humana y deportiva tiene que en tres años ha hecho los tres Circuitos Divina Pastora de Valencia. El siguiente paso fueron las carreras de 10 kilómetros, y luego las 15k, entrando en meta en algunas de las mejores como la 15k de Massamagrell. El espíritu de su club, sacrificio, voluntad y ganas de seguir adelante para visibilizar y normalizar la parálisis cerebral le encajan perfectamente.
Pero obviamente, Raúl lo tiene más complicado que cualquiera. Por ejemplo, “en las carreras necesito que alguien me acompañe para los avituallamientos”, ya que él tiene dificultades con las botellas. “Si es una carrera corta igual ni bebo, pero si es de 10 kilómetros, sí”.
Diabetes y asma, dificultades añadidas
A esta circunstancia se unen otros dos compañeros de viaje, el asma y la diabetes, que también padece. “También necesito algo de comer si la carrera es larga, y ahí necesito a alguien que me dé comida cada ciertos kilómetros. Llevo golosinas de cafeína y me dan”. De hecho, en su primer intento de correr un medio maratón, se unieron estas dificultades y se tuvo que retirar “en el kilómetro 12. En carrera me mareaba. Lo intenté, pero en el 12, me dije “fuera”. Estaba preparado, pero a mi ritmo es difícil y voy muy lento. Tengo que tener en cuenta el azúcar”, nos cuenta.
A sus 36 años nos confiesa que (como nos pasa a cualquiera), “conforme me hago más mayor, lo voy notando. Antes corría mejor y ahora mi asma me afecta más. El año pasado salía a correr por la noche, ahora ya no puedo. Ahora entreno bien a partir de marzo, cuando el día se va alargando. Por la noche me viene mal”. Pero aún así, no perdona esos domingos en los que sale a correr y se hace su hora u hora y cuarto de rodaje. En sus épocas buenas es capaz de entrenar cinco días a la semana, “incluso doblando con gimnasio y pesas cuando competía en velocidad”, un ejemplo que muchos quisiéramos tener la voluntad de imitar.
“Al principio me cuesta un poco, pero luego voy mejor y me divierto más”
Ha superado muchas carreras y «muy bien. Voy sufriendo un poco. Sobre todo en los primeros kilómetros. Quizás es que no caliento suficiente, pero voy despacio… yo voy como los coches, cuando hago más kilómetros, voy mejor. La respiración se va adecuando… Y luego me encuentro bien y me divierto mucho”. En eso consiste esto, ¿no? Superarse y… divertirse. Así de sencillo y así de complicado. Gran lección la que nos da el ejemplo de Raúl.
* Así recordamos una de las entrevistas (y portadas) publicadas en papel en Running CV. El protagonista se lleva una buena sorpresa porque no sabía que saldría en portada. Menudo momentazo… ¡Bravo, Raúl!
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